Las organizaciones obreras

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Las Organizaciones Obreras

En los albores del capitalismo liberal la clase obrera, desprovista de los medios de producción y obligada a vender su fuerza de trabajo, se encontraba inerme ante los abusos de los patronos. La necesidad de defender sus intereses originó el movimiento obrero.

Éste gozó de mayor o menor fuerza en función del grado de industrialización de los países, pero en cualquier caso, en todos ellos, los trabajadores fueron agrupándose en organizaciones de clase, con el objetivo de mejorar sus condiciones laborales, salariales y sociales.

Tres fueron los principales formas de expresión asociativa en los que se organizó el movimiento obrero:

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Los sindicatos y las cooperativas

Los sindicatos

Con anterioridad a la industrialización moderna, existieron organizaciones, los gremios, que defendían en el seno de la actividad artesanal a los trabajadores de un determinado oficio. Regulaban la producción y controlaban hasta el más mínimo detalle. Los operarios tenían la oportunidad de ascender en la escala laboral según su pericia y méritos.
Frente a esas organizaciones de carácter preindustrial, los sindicatos nacieron como respuesta a los problemas planteados por la mecanización. Representaban a obreros desposeídos de la iniciativa y creatividad en el proceso productivo.

trabajo_infantil.jpgLa total desprotección de éstos frente a los abusos de los capitalistas (prolongadas jornadas de trabajo, empleo infantil, mujeres mal remuneradas, fábricas insalubres, hacinamiento, despidos sin indemnización, miseria, etc), los empujó a organizarse en asociaciones para protegerse en caso de enfermedad, paro o inactividad huelguística.
Gremios y sindicatos respondían, por tanto, a circunstancias económicas y sociales distintas.

A finales del siglo XVIII, en Inglaterra, cuna de la industrialización, nacieron las primeras asociaciones de trabajadores, las llamadas sociedades de ayuda mutua (o «socorro mutuo»). Las integraban esencialmente artesanos que trabajaban bajo el Domestic System. Su objetivo era la unión de los obreros para conseguir mejoras laborales y salariales, operando como cajas de resistencia frente a adversidades como la enfermedad o el desempleo.

A finales de ese siglo, por medio de una legislación represiva, las “Combination Laws” (1799 y 1800), se prohibió todo tipo de asociacionismo obrero, con lo que las organizaciones de trabajadores pasaron a ser ilegales y hubieron de ejercer su actividad clandestinamente.

En Francia, durante la década de los treinta del siglo XIX también florecieron las sociedades de ayuda mutua. En la sigiente década el ambiente reivindicativo (libertad de asociación y reducción de la jornada laboral a diez horas) alcanzó su máxima expresión en la revolución de 1848.

napoleonIII.jpgSu fracaso y el advenimiento de Napoleón III al poder interrumpieron las perspectivas de mejora social.
En Inglaterra, tras la abolición de las Combination Laws (1824), el asociacionismo obrero progresó rápidamente, organizándose según dos modelos: sindicatos de oficio (Trade Unions) y cooperativas.
Ambos sistemas carecían de reivindicaciones políticas, éstas surgirían por primera vez con el cartismo.

En su origen, los Trade Unions británicos estuvieron constituidos por obreros de una localidad integrados en un mismo oficio y su propósito era prestar ayuda en caso de grave necesidad a sus miembros. Su financiación era atendida mediante aportaciones económicas que luego eran utilizadas en la asignación de pensiones y subvenciones varias.
Durante la década de los años treinta los Trade Unions fueron ampliándose y dejaron de estar limitados por oficio y localidad, abriéndose paso un sindicalismo de ámbito estatal.

En 1829, el dirigente obrero de origen irlandés Doherty, creaba el primer sindicato del algodón de implantación nacional. En 1834 Robert Owen reunió varios sindicatos de oficio en la Great Trade Union, alcanzando tal éxito que fue ilegalizado por el gobierno.
El fracaso de esta inciativa unificadora llevó a los líderes del movimiento obrero a plantearse la necesidad de intentar otras experiencias, en este caso políticas, hecho que se concretó en el cartismo. El principal instrumento de presión de que se valieron los sindicatos en sus reivindicaciones fue la huelga.

Los Trade Unions, aunque tolerados, no se constituyeron legalmente hasta 1871. Durante las siguientes décadas no dejó de aumentar su número y el de sus afiliados, a finales de siglo sumaban más de 2 millones. En el resto de Europa los sindicatos adquirieron importancia a lo largo del último tercio del siglo XIX.
Contaban con una cuidada organización, dependencias, financiación y funcionarios propios, constituyéndose en elementos indispensables en las relaciones laborales.
Así surgieron, entre otros: en Alemania la Asociación General de Trabajadores Alemanes (1863), en España la Unión General de Trabajadores (UGT, 1888), en Francia la Confédération Générale du Travail (CGT, 1895), en Estados Unidos el American Federation of Labor (AFL, 1886).

Las cooperativas

El cooperativismo tenía como objetivo cambiar el modo de producir y distribuir inherentes al capitalismo, basándose en la colaboración de productores autónomos agrupados en empresas de propiedad conjunta, regidas democráticamente.

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Estuvo muy ligado al socialismo utópico premarxista.
Las cooperativas se organizaban normalmente bajo la fórmula de la factoría cooperativa de producción en un intento de sustituir a la empresa individual. Robert Owen fue la figura esencial en la creación del primer cooperativismo de producción, si bien fracasó en sus experiencias prácticas, como la de la comunidad de New Harmony (Estados Unidos). Igualmente se malograron otros intentos, como los falansterios de Fourier y los Talleres Nacionales creados en Francia tras la Revolución de 1848.

Sin embargo, las cooperativas de consumo tuvieron más éxito. Su objetivo era la venta de productos a bajo precio, para lo cual prescindieron de los intermediarios.
Ejemplo de este tipo de cooperativa fue el creado en la ciudad inglesa de Rochdale (Los Equitativos Pioneros de Rochdale, 1844).

Los partidos obreros

A pesar de los éxitos parciales obtenidos por las organizaciones sindicales, un amplio sector de la clase obrera llegó al convencimiento de que la única forma de destruir el capitalismo era mediante la lucha política. Se organizó para ello en partidos que recogieron en su seno variadas tendencias: desde las más radicales (marxistas ortodoxos) a las más moderadas de corte reformista (revisionistas, socialdemócratas).

El SPD alemán

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El más claro exponente de partido político obrero fue el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), nacido en 1875 de la unión de diversas fuerzas entre la que destacaba la Asociación General de los Trabajadores Alemanes fundada por Ferdinand Lasalle en 1863.

Se trataba de un partido de inspiración marxista, aunque su práctica política fuese de corte reformista, alcanzó un elevado nivel de militancia y ejerció un gran peso en la vida política germana. Contribuyó a conseguir una avanzada legislación social en el período que precedió al estallido de la Primera Guerra Mundial, constituyendose en la principal fuerza política del país.
Frente a la guerra, el SPD propició la intervención de Alemania, viéndose sumido en una profunda crisis provocada por la división entre los que apoyaban dicha actuación y los que la rechazaban.
spartikist_troupe.jpgUno de esos sectores se separó del partido constituyéndose en la Liga Espartaquista, que dio origen al KPD (Partido Comunista Alemán), adherido al Komintern (III Internacional comunista). Los espartaquistas protagonizaron en 1919 un levantamiento revolucionario en Alemania, similar al llevado a cabo por los bolcheviques rusos en 1917.

La rebelión fue aplastada por tropas de la República de Weimar, auxiliadas por grupos de la ultraderecha (Freikorps) y el mismo SPD.

La labor del SPD no fue exclusivamente política, hizo igualmente hincapié en aspectos culturales y educativos auspiciando la fundación de casas del pueblo, escuelas, publicaciones (diarios y semanarios), así como sociaciones de carácter lúdico.

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Otros partidos obreros →

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